Las pruebas de inteligencia fueron los primeros instrumentos de evaluación psicológica que tuvieron gran aceptación. Conforme ha evolucionado el estudio de la inteligencia se ha considerado que ésta tiene dos componentes: la inteligencia general que se demuestra mediante una capacidad global para resolver problemas, y las habilidades específicas, con la percepción espacial. Al analizar la inteligencia, los Psicólogos centran su atención en dos áreas de interés principales. Un tipo de interés es teórico y se divide en tres categorías generales: qué es la inteligencia, de dónde provienen y cómo funciona. La segunda clase es práctica: el objetivo de crear pruebas para medir la inteligencia que se pueden emplear para predecir los logros futuros
La inteligencia proviene de investigaciones llevadas a cabo en base a pruebas, pero esto no significa que la inteligencia se reduzca a lo que miden las pruebas. Éstas omiten aspectos muy importantes de la inteligencia, sin embargo, las pruebas de inteligencia no son solamente útiles sino que cuando se utilizan adecuadamente proporcionan valiosa información.
La primera prueba de inteligencia se utilizo para predecir el éxito en la escuela y desde entonces, casi todas estas pruebas se han relacionado con el desempeño escolar. Por sentido común se sabe que los niños mayores pueden ejecutar tareas que los más pequeños no pueden ejecutar. Binet utilizó este hecho como base para el concepto de edad mental: el de que durante la niñez, por lo menos, la inteligencia se incrementa con la edad. Una medida de brillantes relativa como es el cociente de inteligencia ha llegado a ser de uso generalizado. Esta medida consiste simplemente en una relación de la edad mental con la edad cronológica, multiplicada por cien para eliminar los decimales. Cuando esto se hace apropiadamente, el promedio de edad mental de los niños debe ser igual a su edad cronológica. Estos factores tienen dos consecuencias importantes: primero, el CI promedio es igual a cien por la forma en que se han ideado las pruebas, no por ninguna ley natural. Segundo la edad mental es un puntaje obtenido en una prueba y se deriva de la posición de los puntos de acuerdo a un nivel de dificultad.
La persona que se somete a la prueba debe estar en buenas condiciones de salud, no debe estar impedida en ninguna forma que pueda interferir con la ejecución (ciega, paralizada, etc.), debe ser capaz de comprender las instrucciones y no estar demasiada cansada. El empleo de pruebas de inteligencia implica varias suposiciones que si se ignoran conducen a serias malinterpretaciones.